Justo cuando lo necesitábamos, llega un revoloteo de alegría, color y notas frutales. Luego de una larga historia de éxitos, Carolina Herrera sorprende con La Bomba, su nueva fragancia femenina, símbolo de la libertad, transformación y vuelo sin restricciones.
Las novedades del presente, siempre nos hacen evocar el pasado. Al menos así sucede en mi caso. Hoy viene a mi memoria aquella caja hermosa y alegre, con estampado de lunares en blanco y negro y una discreta línea amarilla, bajo la que resaltaba el nombre Carolina Herrera. En su interior atesoraba un frasco con reflejos dorados donde ostentaba con orgullo las ahora inconfundibles iniciales CH. Su fórmula, protagonizada por notas de jazmín, nardo y sándalo, marcó el exitoso debut de la diseñadora de moda Carolina Herrera en el mundo de la perfumería.
Eran finales de la década de los 80, Carolina Herrera ya hacía eco en las pasarelas neoyorquinas donde sus diseños de lunares y arriesgados estampados eran alabados por las fashion setters. Yo no tenía edad para usar perfumes, pero me bastaba ver ese empaque con un nombre latino para soltar un suspiro de felicidad.
Seis años después me enamoré a primera vista de Flore, la segunda fragancia femenina de la diseñadora venezolana, que esta vez llegaba en una alegre y atrevida caja de lunares en amarillo y rojo y con un fascinante frasco sellado con un tapón en forma de flor.
Bergamota, lirio de los valles, jazmín, lila, iris, rosa, almizcle y sándalo… una fórmula floral con un toque frutal con la que la firma sedujo a las mujeres del mundo, incluyendo a mi madre. Cada vez que tenía oportunidad, yo me rociaba un poco de aquel elixir maravilloso y salía feliz rumbo a mis clases.
New York Vibes
En 1997 tuve por fin mi propia fragancia de Carolina Herrera: 212, aquel frasco minimalista y moderno con un toque metalizado, que se adelantaba al vanguardismo del nuevo milenio, se convirtió en objeto de deseo.
La energizante mezcla, que incluía entre otras notas, azahar del naranjo, flor de cactus, bergamota, mandarina, gardenia, jazmín, rosa almizcle y sándalo, fue adoptada por una nueva generación que se identificaba al máximo con su vibrante energía neoyorquina.
Podría decir que, en ese preámbulo de la era digital, las fragancias de Carolina Herrera alcanzaron un reconocimiento global. Desde Europa hasta Centroamérica, todos queríamos una. De ahí en adelante, se sumaron nuevas versiones a la línea 212, femeninas y masculinas, que ampliaban más y más la devoción por esas fragancias de culto.
STILETTOS ICÓNICOS
Siempre en evolución, y adaptándose a nuevas generaciones, Carolina Herrera lanzó en 2016 Good Girl, una fragancia que se abrió paso al mundo con su icónico tacón.
¡Quién no amaba ese imponente y atrevido zapato! De inmediato, todas conectamos de alguna manera con aquel perfume dedicado a las mujeres dulces, inteligentes, valientes, divertidas y empoderadas, que hasta siendo malas, son buenas. Como sus antecesoras, fue un éxito inmediato, y lo sigue siendo, Good Girl es el perfume femenino número uno en ventas a nivel mundial.
Desde entonces, ha evolucionado en múltiples versiones y ha vestido su clásico stiletto con diversos diseños y originales fórmulas: desde la afrutada y floral Very Good Girl hasta la delicada y sedosa Good Girl Blush. Cada fragancia refleja la visión única de Carolina Herrera sobre la feminidad moderna, combinando notas oscuras y luminosas que simbolizan los contrastes de nuestra personalidad.
LA BOMBA ESTÁ AQUÍ
¿A qué viene esta historia retrospectiva? A las emociones y la expectativa por conocer La Bomba, la nueva fragancia femenina de Carolina Herrera que se presenta en un frasco joya con forma de mariposa y que llega a nuestro país como un alegre revoloteo floral.
Este novedoso Eau de Parfum se abre con una impresionante explosión de exótica pitaya. En su corazón, florecen frangipani rojo y peonía de cereza con una rica sensualidad. Mientras que una radiante infusión de vainilla solar proporciona un alegre final.
No puedo esperar el momento de tener en mis manos ese frasco elaborado minuciosamente como una joya, con una intrincada cristalería que refleja movimiento y libertad. Quizás sigo siendo la misma niña soñadora que siente que la felicidad también cabe en una botella.
Precisamente el diseño del frasco es una de sus señas de identidad y refleja el espíritu de empoderamiento que inspira la fragancia: con forma de mariposa en tonos rosa y rojo, rinde tributo a la paleta cromática de la casa y simboliza la libertad, la transformación y el vuelo sin restricciones.
Tras cuatro años de desarrollo, La Bomba, inspirada en la libertad y en la identidad de su fundadora, llega para marcar un antes y un después en el la gama de fragancias de la casa.
Su vibrante campaña, que seguro ya la has visto llenar de color las diferentes plataformas, está protagonizada por la modelo italiana de 27 años Vittoria Ceretti, embajadora del espíritu libre, elegante y magnético de la mujer Herrera de hoy.
Nada ha sido elegido al azar en la creación de La Bomba, comenzando por su nombre, que es, de hecho, el apodo con que la legendaria editora Diana Vreeland, llamaba a la diseñadora Carolina Herrera, aludiendo a su presencia magnética, su estilo deslumbrante y su capacidad para redefinir la elegancia con una perspectiva femenina y moderna.
Décadas después, ese espíritu se encapsula en esta fragancia que es a la vez homenaje y evolución, un nuevo capítulo dentro de la marca que combina ambición creativa y legado cultural. La Bomba alzará vuelo como una de las fragancias más exitosas del año, marcando un antes y un después en el portafolio de la firma y atrapando con su fórmula seductora a mujeres de todas partes del mundo. ¿Lista para conocerla?