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7 errores comunes que podrías estar cometiendo con tus productos de belleza

Por el contacto diario que tienen con nuestra piel, los tratamientos de belleza y el maquillaje deben ser tratados con mucho cuidado, de lo contrario, pueden perder efectividad; no brindar el efecto deseado o peor aún, provocar alguna reacción alérgica. Aquí algunos errores comunes que tú y yo podríamos estar cometiendo con lo que tanto apreciamos: nuestros productos beauty.

Nadie está libre de pecado cuando de cometer errores se trata. Esto aplica también en el cuidado de productos tan importantes en nuestra rutina beauty como los tratamientos para la piel y el maquillaje. Por prisa, descuido o desconocimiento nos puede suceder. Y como aquí estamos también para aprender, esta vez repasaremos algunos de los errores más comunes que cometemos en el manejo diario de estos productos. Algunos quizás ya los conoces y otros pueden resultar nuevos para ti. Lo importante es evitarlos y obtener los máximos beneficios de cada uno.

1. Meter los dedos en el frasco de la crema para aplicarla. Quizás te laves las manos antes de hacerlo, pero introducir tus dedos en los frascos de la crema (especialmente si tienes las uñas muy largas) puede contaminar o dañar el producto. Aunque los productos beauty incluyen en sus fórmulas conservantes que previenen la contaminación, lo ideal es prevenir la proliferación de posibles bacterias u hongos utilizando pequeñas espátulas, que en muchos casos ya vienen incluidas, o cucharillas desechables o de materiales más perdurables que deben desinfectarse después de cada uso.

2. Almacenar tus productos beauty en el baño. Como la mayoría, pensarás que nada más práctico que salir de la ducha, y en la misma habitación y en cuestión de minutos, aplicarte tus tratamientos de belleza y de paso maquillarte. Este hábito tan popular es también el más dañino para esos productos que tanto necesitamos. ¿Por qué? Sencillo, cuando te duchas, la temperatura del agua hace que el baño se caliente y luego se enfríe, lo que puede cambiar significativamente la textura y eficacia de los productos que almacenas en esa área y hacerlos más acuosos. Además, el agua se puede condensar en la superficie de ciertos cosméticos, brochas o esponjas y promover la formación de moho.

3. Exponerlos a la luz directa del sol. Quizás no sea tu caso, pero seguro tienes más de una amiga que suele andar la cosmetiquera en el carro, dejando todo su arsenal de maquillaje expuesto al sol días enteros. Lo mismo puede suceder en casa. Asegúrate de colocar el tocador lo más lejos posible de una ventana, para evitar que tus tratamientos reciban luz solar a diario. Los ingredientes activos utilizados en los productos para el cuidado de la piel a menudo se descomponen debido al calor del sol y se vuelven ineficaces. Los esmaltes de uñas, por su parte, suelen cambiar de color, mientras los labiales y las bases se pueden presentar un aspecto derretido, especialmente con las altas temperaturas que afrontamos en esta temporada. De ahí que es importante guardar los productos en un lugar fresco y oscuro. Si puedes adquirir una nevera para productos que requieren ciertas temperaturas sería genial.

4. No tapar los productos o cerrarlos de manera indebida. Entre la prisa de las mañanas o el cansancio de las noches podemos cometer el error de no cerrar adecuadamente los tarros de crema o dejar sin tapa el make up. Aunque no lo creas, los gérmenes y bacterias pueden entrar por el más pequeño de los espacios así que si quieres mantener tus productos limpios y tu piel saludable asegúrate de cerrarlos muy bien.

5. Compartir. Cuando se trata de nuestros tratamientos de belleza o maquillaje, compartir no es un buen gesto, ni siquiera con tu mejor amiga. No solo es porque duren menos, sino porque al tener contacto con la piel de otra persona, los productos se pueden contaminar e incluso volverse peligrosos para ti. Esto no solo aplica para la máscara de pestañas y labiales, sino también a brochas, esponjas, serums, contorno de ojos, etcétera.

6. No reemplazar las esponjas y brochas. ¿Desde hace cuanto usas la misma esponja para aplicar la base? Si no puedes recordarlo es señal que debes cambiarla ahora mismo. Por la cantidad de bacterias que acumulan, las esponjas deben desecharse a los tres o cuatro meses. En el caso de las brochas pueden durar desde cinco hasta 10 años, según la calidad, siempre y cuando las laves adecuadamente al menos cada diez días para evitar que se conviertan en incubadoras de bacterias o moho.

7. Olvidarte de la fecha de caducidad. Nada dura para siempre, mucho menos los productos beauty. De ahí la importancia de revisar los frascos, examinar las texturas y olores de los productos, así como posibles cambios en el color. Una vez abiertas, las cremas, sueros y mascarillas suelen durar 12 meses; las bases de maquillaje hasta dos años, igual que los polvos. Las sombras duran dos años si las usas con aplicador y seis meses si te las pones con los dedos, ya que seguramente están contaminadas. La máscara puede durar hasta ocho meses si la cierras bien mientras las barras de labios pueden durar años cuando son de buena calidad.

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